UNA ESPERANZA VIVA POR LA RESURECCION

El Domingo de Pascua celebramos la resurrección de Jesucristo. Su triunfo sobre el pecado y la muerte es la columna vertebral de nuestra fe, lo transforma todo y le da soporte a la esperanza y sentido a la vida. 

Compartir la Victoria de Cristo 

Todos los cristianos estamos llamados a ser testigos de la alegría de la Resurrección. Es un mensaje para todo el mundo, porque todos tenemos acceso al don de la vida eterna que Jesucristo nos dio con su muerte y resurrección.

Gracias a la fuerza del Espíritu Santo, el bautismo nos permite comenzar una nueva vida. Esta vida se completará cuando participemos plenamente de la Pascua del Señor. La experiencia de Cristo resucitado nos impulsa a una vida renovada para ser testigos de su amor ante los demás.

Vivir como resucitados 

Vivir como resucitados es el reto que asumimos como cristianos. Este compromiso diario nos convierte en luz para los demás. Hoy, como hace dos mil años en Jerusalén, el mensaje sigue sonando en todo el mundo: ¡Jesucristo ha resucitado! Él es el único capaz de quitar las barreras que nos separan de la vida. Jesús es el Camino: el camino hacia la vida, la paz, la reconciliación, la fraternidad y la esperanza.

Solo Él puede perdonar nuestros pecados y eliminar las piedras que nos impiden avanzar, como el egoísmo, los prejuicios y las divisiones. Solo Cristo, a través de su perdón, nos abre un camino hacia un mundo renovado.

La tumba de Jesús está vacía

En el sepulcro vacío comienza todo. A través de él, se abre un camino nuevo: el camino de la vida en medio de la muerte, la paz en medio de la guerra, la reconciliación en medio del odio, la fraternidad en medio de la enemistad y la esperanza en medio de la desesperanza y el dolor. 

¡Feliz Pascua de Resurrección!

¡Cristo Vive ¡Aleluya, Aleluya!

Emerson de León